Grooveshark se despide para siempre

Hexamob | Alberto Mulas 05/2/2015

Grooveshark ha dejado de existir. La web que hasta hace tres días era un popular servicio de música online, con una interfaz web recientemente renovada y con su aplicación para Android, se despide para siempre.

En cualquier caso, no se trata de una gran sorpresa (quizá sólo a ojos de este continente), ya que su salto a la fama fue en esencia, a causa de hacer caso omiso de la exigencia legal del servicio de obtener los derechos de la música que los usuarios escuchaban por streaming y subían. Debido al incumplimiento de estos derechos de autor, Grooveshark no estaba disponible en la Play Store desde el año 2012. Sin embargo, los problemas de licencias con las grandes compañías disqueras han sido los que han acabado con uno de los más famosos servicios musicales de la red.

En términos de presencia Android, la prohibición de la Play Store fue el principio del fin. Diferentes versiones se podían encontrar alrededor de la web, pero muchos de ellos no eran versiones oficiales. Su equipo continuó con el desarrollo, pero se hizo evidente que la presión incesante del grupo comercial de la industria de la música, la RIAA, estaba cobrando su peaje. Con poca fanfarria, Grooveshark cerró su página web y todos los enlaces que había dentro, para mostrar un mensaje de despedida informando de los motivos de su adiós.

Grooveshark se despide para siempre

El mensaje indica con bastante claridad que habían llegado a un acuerdo para no tener que pagar toda la cantidad que les pedían los artistas de la música y parte de ese trato era que el servicio debía desaparecer. Grooveshark también señala con razón que cuando lanzaron su servicio, no había formas legales fáciles de usar para transmitir música, pero ahora las hay.

Spotify, Google Play Music Premium, Deezer, y otros sistemas han llenado el vacío de una mejor manera, aunque muchos usuarios seguían prefiriendo el primero de todos. Con esos servicios en la refriega, Grooveshark pasó a serun servicio un poco rebelde que dio a la gente lo que querían, algo que sentaba un poco mal (comprensiblemente, también) a las grandes compañías, aunque también las había que apoyaban este sistema.

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